CONTRIBUCIONES
Acortando caminos
Lic.
Susana Merlo
Creo
que la invitación de este Simposio a trabajar “Lo Femenino” llegó en un momento
particular ya que estamos habitando un tiempo especialmente sensible a este
tema, entre otros. Me refiero, por
ejemplo, a la defensa en algunos sectores a la tendencia a identidades en las
que la diferencia entre los sexos se diluye. Tal vez por ello, pensé en la
clínica con algunos niños. Últimamente, me llama la atención la llegada al
consultorio de niñas pequeñas frente a quienes, durante las sesiones, necesito
recordar su edad. Hablan, visten y se presentan como mujeres adultas: algunas
llegan con los ojos y labios pintados vistiendo los mismos modelos de ropa que
su madre, pero en tamaño mini. También sus gestos, palabras y frases suenan
ajenos, extraños proviniendo de estas emisoras. Ya no parece un juego en el que
“hago de cuenta que soy mi mamá” mientras soy una nena. No hay camino a
recorrer para “Cuando sea grande quiero ser como mi mamá”, sino que parecen
creer que ya son como mamá, borrando toda diferencia posible.
Estas
niñas, suelen ser traídas a la consulta por dificultades para integrarse a sus
pares, intensas irrupciones de angustia frente a frustraciones, entre otros
motivos. Tal fue el caso de A de seis años quien, en la primera hora de juego,
se presentó diciendo: “en la escuela me enojo con mis compañeras porque yo
quiero explicarles lo que no les sale y no me dejan”. Luego, mirando los
juguetes: “con muñecas yo no juego…eso es de nenitas”. Tratando de recuperarme
de la perplejidad que me causó esta situación, pensé en un aspecto del mensaje
social actual que nos atraviesa a todos: En propagandas televisivas los niños
suelen aparecer jugando roles paternos en los que regañan a los adultos (como
en la de un jabón en polvo), campañas gráficas de ropa para niñas en las que la
única diferencia con las que se hacen para adultas consiste en el tamaño de las
prendas. El tiempo parece no ser un impedimento ya que la adolescencia se
prolonga y se puede evitar la vejez aparente. Parece que diluir o borrar
diferencias fuera un rasgo de este tiempo.
Este
breve análisis social no me alcanza para acercarme al mundo interno de estas
niñas y pienso en el concepto de pseudomadurez de Donald Meltzer. Describe
estas características y otras de niños que intentan eludir el Complejo de Edipo
gracias a la identificación proyectiva con sus objetos internos o externos. Así, logran equiparse superficialmente para
continuar hasta la adultez. Pensando en
A, me pregunto si identificándose con su mamá, logra evitar la intolerable
frustración de ser “nenita” y, además, la envidia a la mamá de la que nos habla
Melanie Klein.
Para
terminar, creo que probablemente esta “falsa adaptación” como la llama el autor
citado, sea una respuesta posible a esta sociedad que propone modelos crueles
cuando, además, los niños ocupan lugares vacantes de adultos que se han infantilizado.
Lic.
Susana Merlo.
Psicoanalista.
Miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires.
No hay comentarios:
Publicar un comentario