CONTRIBUCIONES


SIMPOSIO 2018
LO FEMENINO. HORIZONTES Y ESPEJISMOS

Lic. Dolores Santos Barreiro



Un paciente varón, que se define como milenial  y  feminista, me dice:   “… porque mi generación, todo mi grupo de amigos estamos en la misma, los problemas amorosos, cómo conseguir una relación que nos satisfaga… (silencio, y en el medio de éste me mira desde el diván)…sí, sí, ya sé, me vas a decir que me estoy diluyendo en el colectivo no?

Diluyéndonos en el colectivo-escondiéndonos en el colectivo.  Casi le respondo “¡no se me había ocurrido!!!”  El paciente interpreta, con la gentileza de adjudicarme la interpretación…efecto de transferencia.

¿Por qué viene a cuento esta evocación clínica? Pensando en el momento en que surge esta convocatoria a nuestro simposio "Lo femenino. Horizontes y espejismos", con un gran movimiento de reivindicaciones de género como horizonte, me pregunto qué podemos aportar los psicoanalistas a la problemática de lo femenino.

Actualmente, como señalan en la convocatoria a nuestro simposio "las cuestiones que atañen a la condición femenina y masculina comprenden principalmente el género y la sexualidad".

El género alude a la identidad, a colectivos:  mujer, varón, intersexuales (LGBTI), queer (LGBTQ), pansexuales (LGBTP) y asexuales (LGBTA), transgénero (LGBTT), transexual..."n sexos" (Deleuze-Guattari).

La sexualidad, singular, inconsciente, supone las vicisitudes que cada ser humano recorre para devenir humano y sexuado. Terreno del psicoanálisis, qué hacer con la sexualidad que se nos impone como traumática, en el sentido de aquello que nos obliga a hacer algo con “eso” que ella hace con nosotros. Y sabemos que “eso” hace síntoma.

¿Tal vez la multiplicación de géneros sea uno de los nombres del síntoma? Un ejemplo: Los cuatro grupos que conforman el término LGBT tuvieron dificultades a la hora de desarrollar su propia identidad y sus relaciones con los otros miembros del grupo colectivo, produciendo escisiones. Así aparecen LGBTQ, LGBTQQ o GLBTQ  Esta tendencia a adicionar letras para incluir nuevas comunidades, ha dado lugar a la utilización del signo más a continuación de la misma LGBT+.  

¿Ese “+” no refiere una y otra vez a lo que resiste en cualquier colectivo?  Aquello que reclama un lugar propio, singular en los caminos, siempre diversos, del devenir sexuado?

Me evoca la enciclopedia china ficcionada por J.L. Borges en el ensayo El idioma analítico de John Wilkins, en el cual se escribe que los animales se clasifican en:

(…)(a) pertenecientes al emperador,(b) embalsamados,(c) amaestrados,(d) lechones,(e) sirenas,(f) fabulosos,(g) perros sueltos,(h) incluidos en esta clasificación,(i) que tiemblan como enojados,(j) innumerables(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper un jarrón,(n) que de lejos parecen moscas.(…)

Concluye Borges en dicho relato: " (...) notoriamente no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo". Cambiemos universo por sexualidad.

Quiero decirlo:   apoyo las luchas en curso por reivindicaciones de género, las templadas-correctas y las violentas-incorrectas, porque pienso que el ejercicio del poder patriarcal ha violentado la vida de mujeres y  varones a lo largo de los siglos, generando injusticia, sumisión, discriminación y violencia.

¿Estoy, como diría mi paciente, diluyéndome en el colectivo? Sí, probablemente me escondo de la dificultad para decir, como mujer analista,  ¿qué de lo femenino?

Dice Jean Bertand Pontalis " (...) que ganamos con decir "lo materno" en lugar de "la madre". El recurso del adjetivo sustantivado nos propone un ser neutro, difuso, sin afectación directamente asignable a una persona, a una figura, a un sexo... (...) ... Lo Materno "purifica" a la madre, conjura la seducción recíproca, atenúa la fantasía... (...)". (Acerca de la madre, lo materno, Zona erógena N° 42 Lo femenino, 1999).

Cual es la relación entre la mujer y Lo femenino ¿estamos frente a una  “neutralización purificadora”? ¿Qué se pierde, que se escapa, qué se suma o resta en ese deslizamiento de una a otro?

La histérica, la madre, la decepcionada que busca al padre, la medusa, la castrada, la pasiva, la masoquista, la narcisista, la fálica, la gradiva, la virgen, la puta, la insatisfecha, la quejosa….son ropajes fantasmáticos que Freud transitó en su derrotero por entender lo femenino, y que creo que aún nos confrontan en el camino de devenir mujer. Al final de su periplo se le impone su  célebre pregunta “¿Qué quiere la mujer?” Nuevamente el deslizamiento de lo femenino a la mujer.  Otra vez algo resiste.

Rescato la singularidad que siempre ha sido tierra fértil en nuestra práctica y el mejor recaudo frente a cualquier dilución en el colectivo. Porque es en ese camino que un psicoanálisis puede actuar.  Nuestra escucha es lo que nos permite sostener un intercambio paradojal como este:

Analista: Estoy escuchando a una mujer. Sé muy bien que usted es un hombre, pero yo escucho a una mujer, y hablo con ella. Y le digo: Usted está hablando sobre la envidia del pene (Deseo destacar que esto no tiene nada que ver con la homosexualidad) 

Paciente: si le hablara a alguien sobre esa mujer me diría que estoy loco…

A.: No se trata de que usted le haya dicho eso a nadie; soy yo quien ve a la mujer y oye hablar a una mujer, cuando lo cierto es que en mi sofá hay un hombre. El loco soy yo mismo.

P.: me siento cuerdo en un ambiente loco… Nunca pude decir (sabiendo que soy hombre): “Soy una mujer”. Mi locura no es esa. Pero usted lo dijo y habló a mis dos partes…

(Donald Winnicott, Los elementos masculinos y femeninos separados que se encuentran en hombres y mujeres, Realidad y Juego).

Winnicott  neutralizando tentaciones de incluirlo en cualquier colectivo, permite el surgimiento de un decir en nombre propio de su sexualidad. Trabajo de psicoanálisis. 




Lic. Dolores Santos Barreiro.

Psicoanalista. Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. 



CONTRIBUCIONES

SI PUDIESE NOMBRAR LO FEMENINO
Lic. Clara Parada



si pudiese nombrar lo femenino

diría que es una sustancia

un líquido que recorre interiores

la sangre misma

o quizás un té de manzanilla y miel


diría que es la pausa entre dos sonidos

el instante antes de arrojarse al mar

o la sal que luego nos queda en la piel


diría que es un cielo soleado con la luna aún presente

desafiante memoriosa o premonitoria


aunque tal vez lo que más se le asemeje

sea una diosa susurrándonos al oído

verdades incandescentes


una diosa que vio el futuro

la felicidad o el secreto

y que por unos segundos nos lo confía


que ve semillas en cada sitio

que no conoce de calendarios

sino de intensidades


una diosa que por temporadas enteras desaparece

y que llamarla a gritos

no hace más que alejarla


pero que cuando regresa

nos convida con delicias de otros reinos

que sabemos

sabemos que existen




Lic. Clara Parada

Psicóloga UBA

Escritora



XL SIMPOSIO ANUAL