TRABAJOS LIBRES
Escenarios conceptuales
de las pioneras del psicoanálisis
Ezequiel Achilli
“Prefiero la verdad al amor”
Marie
Bonaparte
En una carta a Wilhelm Fliess de 1897 Freud
menciona la actividad como psicoanalista de una de sus pacientes, Emma
Eckstein, más conocida por nosotros como Irma. La conocemos tan sólo por el
sueño de la inyección de Irma, aunque
en otros trabajos aparece sin pseudónimo. La primer psicoanalista después de
Freud es mujer y está es una de las primeras llamadas a la reflexión a la hora
de tratar el tema de la mujer en psicoanálisis; primero porque no es algo de lo
que no hablamos habitualmente y segundo porque ese dato no es algo que haya
estado escondido. Emma no era médica por lo que no participaba de las reuniones
de los miércoles (iniciadas en 1902) y escribe sólo hasta 1905,
pero Freud habla sobre ella hasta Análisis terminable e interminable.
En
mayo de 1907 se trata en las reuniones el tema de las mujeres en psicoanálisis.
Fritz Wittels publica su prejuicioso referéndum de rechazo (de cualquier
actividad científica femenina) bajo el seudónimo de Avicenna, pero en el Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en 1908 en Salzburgo, participan
la Dra. Sophie Erismann, Frieda Gross, esposa de Otto Gross y también Emma Goldman, quienes habían comenzado sus estudios
privados con Freud en 1895. Enseguida comenzaron a concurrir a las reuniones otras
mujeres
pero en carácter de visitantes.
Es recién en abril de 1910 cuando Paul Federn
presenta a la primera candidata para ser miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena (SPV). Margarethe Hilferding era
filosofa, poeta, ensayista y traductora de la obra de Dante Alighieri. También forma parte de la primera camada de mujeres que
estudian medicina en Viena, en la misma fecha que se publica La interpretación de los sueño. Para
ingresar expone un trabajo original y seguramente
hoy aceptado ampliamente; La importancia de la madre en el psiquismo
infantil;
“…si
aceptamos un complejo de Edipo, este se origina en la excitación sexual por vía
de la madre, cuyo requisito previo es un sentimiento igualmente erótico por
parte de la madre -esto nunca
se había dicho y causó revolución-. Se
desprende entonces, que en ciertos momentos el niño representa para la madre un
objeto sexual natural;…Luego de este período, el niño debe dar paso al esposo
-o talvez al próximo hermano-”. (Appignanesi, L.; Forrester, J., 1992, p. 217)
Freud
aplaude de pie este trabajo. Hilferding es la primera
en hablar de la transferencia materna, mejor analizada por mujeres (según ella)
y Freud respalda esta idea. Considera, además, que las madres que realmente se regocijan en la idea de tener un hijo se
sienten a menudo decepcionadas cuando éste nace y no experimentan un verdadero
sentimiento de amor. Desde el punto de vista de la madre, el bebé es una
ilusión. Esto nos recuerda a la posterior formulación de Donald. W. Winnicott. No
existe un tipo de amor maternal innato, sino algo que se desarrolla a partir del erotismo que despierta el amamantamiento.
Ya instalado el conflicto entre Adler y
Freud, Hilferding sigue a Adler y esta pérdida es la que Freud más lamenta. Su especialidad era la la
sexualidad femenina, y trabajaba enseñando sobre métodos anticonceptivos y
educación sexual en centros de orientación infantil psicológica y en la
organización de mujeres socialistas.
En 1926 publica su libro de Control
de la natalidad , en el que proclama la despenalizacion del aborto,
con una reflexion también original, y en 1930 presenta varios trabajos en el IV
Congreso de la Liga Mundial para la reforma
sexual en Viena.
Si hay alguien del Círculo de Freud que conoce
el averno y ha mirado tanto a la locura como a la muerte directamente a los
ojos, es Sabina Spielrein. En 1911 expone ante la SPV su trabajo titulado La
destrucción como causa del devenir. Todos quedan impactados con
la propuesta de un instinto de destrucción. Sabina les recuerda que los
gametos son destruidos en la fecundación, en la creación. Relaciona la muerte
con la vida (sexualidad), sosteniendo que ambas fuerzas son primarias y
complementarias. En esa reunión Freud considera que por el momento no se
necesita ninguna teoría sobre un instinto (pulsión) de muerte, hasta que el
concepto se instala en Más allá del Principio del Placer (1920),
donde Freud menciona a Sabina como su predecesora.
Los
informes acerca de tratamientos psicoanalíticos con niños son mucho más tempranos
de lo que creemos, y son las mujeres
quienes construyen las técnicas
específicas del juego y del dibujo, entre ellas Sabina.
El germen de la obra Hermine Hug von Hellmuth, la
primera en crear una técnica del dibujo y el juego, aparece en El
concepto de muerte en el niño correspondiente
a 1912. Considera
que en los niños que se acercan a la época de “los porqués” y a la curiosidad
respecto del tema de la muerte, nacen mecanismos que apuntan a su
desconocimiento. El acta de reunión del 11 de febrero de 1913 es
testigo que Hellmuth expone
ante el grupo su técnica de juego.
Habla de niveles de desarrollo en el niño; una primera etapa de “latencia”; el
período de juegos (entre el primer año de edad y los seis) y lo que denomina el
período de análisis propiamente dicho. Es designada coordinadora de las investigaciones
acerca del psicoanálisis con niños y la sección dedicada al tema en
la revista Imago. Freud
comienza a nombrarla también en sus textos, como sucede con el ejemplo que
utiliza en Un recuerdo de infancia en
poesía y verdad (1917), sobre un
recuerdo de Goethe… El
niño tenía tres años que, como equivalente al juego del carretel, tiraba cosas
pesadas por la ventana al saber de la existencia de un futuro hermanito.
Desde el comienzo del tratamiento Hug
Hellmuth trabajaba en el hogar
del niño con el fin de lograr confianza con el mismo y, así, poder comprender
el conflicto nuclear; si los padres son exigentes o dejaban al niño jugar
libremente… Su obra La vida psíquica del
niño (1919) y La
técnica de análisis de niños (1920) son presentados en el Congreso Internacional de Psicoanálisis en La
Haya, donde además expone Spielrein El origen de las palabras papá y mamá. Una
consideración sobre diferentes estadios del desarrollo verbal infantil. Ambas también manifiestan sus ideas fundamentales también en otro congreso.
Se encontraban entre los presentes Anna Freud y Melanie Klein.
Hellmuth
es, además, la primera directora educativa del Instituto Policlínico de Viena (Ambulatorium), donde se formaban los analistas
de la segunda hora. Por ese entonces escribe sobre el diario de una púber.
Es acusada de haber redactado ella misma el diario. Tras el rumor, Freud solicita que se retire el libro
de todas las librerías. Él intentaba aplacar cualquier tipo de escándalo
con el fin de sostener la credibilidad de su ciencia, hasta que sobrevino un
hecho mayor… En casi todos los textos de Hug hay sueños de un niño llamado
Rudolf, también el desarrollo de sus juegos y fantasías, y Hermine ni siquiera
procura cambiar el nombre. Rolf asesina a su tía Hermine.
Los analistas que se oponían al análisis con
niños, los de las reuniones de los jueves, potenciaron el rumor de que Hermine
era la psicoanalista de Rudolf
Hug; ¿por qué debería llamarnos la atención que en
aquella época atendiera a su sobrino si no tantos años antes Max Graf atendía a
su propio hijo Hans? ¿No trataba psicoanliticamente Freud, durante más de
cuatro años y en ese mismo tiempo, a su propia hija y ella a sus sobrinos?, ¿no
lo hace Klein algunos años despues?
A pesar de ya existir el concepto de transferencia, evidentemente, se
desconocía su verdadero poder.
Según Anna, Hermine
había expresado el deseo de hacer desaparecer la totalidad de su obra. ¿Sabía
Hermine que iba a ser asesinada? ¿Cómo sabía Anna de esto?
Además de Sabina
Spielrein, y su trabajo en el primer jardín de infantes de orientación
psicoanalítica; El cuarto blanco de niños, entre quienes acompañaban a Hermine en los
descubrimientos sobre el análisis con niños también se encuentran Eugénie Sokolnicka (quien escribe sobre la
neurosis obsesiva infantil), Tatiana Rosenthal (creadora del Hogar experimental) y Ada Scott, de quienes
conocemos muy poco. Por alguna
extraña razón fueron varios los hechos, sobre todo los finales trágicos, lo que
hizo que algunos de estos nombres desaparezcan. Este no es sólo el caso de las
analistas nombradas sino también la
pequeña Miss (Ada) Scott, que
también era analista de niños. Pero “el
caso de Hug-Hellmuth no es un caso de rechazo patriarcal de una mujer
importante sino la anulación parcial de una precursora por parte de rivales
femeninas”. (Appignanesi, Forrester, 1992, p. 219) Anna no la menciona y
sin embargo su técnica no parece diferenciarse demasiado. Y Klein señala, en
1955, que hasta 1919 -cuando ella comienza a atender niños-, sólo practicaba
este tipo de tratamientos la Dra. Hug-Hellmuth, resaltando que Hermine atendía
niños mayores a seis años (cosa que no es verdad ya que, como podemos observar
en el trabajo de Freud sobre Goethe, Hug presenta el tratamiento de un niño de
tres años de edad). También dice Klein,
que Hug no utilizaba el juego ni el dibujo, cuando en rigor de verdad casi
todos sus textos hablan del tema. El destino de las verdaderas
primeras psicoanalistas de niños y el de sus textos (y hasta el de sus nombres)
se han visto tachados la censura.
El prestigio de Lolja, Lou Andreas Salomé,
llegaba antes que ella a todas las ciudades de Europa. Su tempranísimo artículo
acerca de la feminidad como el lugar de
mayor narcisismo, se titula El ser
humano como mujer (1899). Lou
postula, en un principio, que para una mujer el único objeto posible de amor es
un hijo. El Ser de la mujer, en relación con dar vida a un nuevo Ser, es la
capacidad de vislumbrar el fin y el principio, lo que luego llama el Todo (narcisismo originario) y, por
tanto, el lugar de encuentro con la Nada y donde además nace la creatividad por
la naturaleza de la libido masculina y femenina.
Su texto, de 1912, Sobre el culto temprano a Dios muestra a una niña que construye,
crea, dialoga y luego destruye a Dios. Para ella se crea y luego se mata al
objeto, pero éste conserva el enigma, y lo
valioso de lo que queda de Dios es la negación. Dios, como Edipo, se va al
fundamento pero deja, como el objeto transicional de Winnicott, la vitalidad. Ese mismo
año C. G. Jung le escribe a Freud
una carta en la que le recomienda un artículo escrito por Lou acerca de la sublimación. La creación no es objeto de un sujeto, es sujeto de un objeto que somos
nosotros mismos; el narcisismo. Recordemos que para ese
entonces Introducción al (del) narcisismo todavía no había sido
escrito por Freud y es Lou su valida
interlocutora. Discute en una de sus
misivas a Freud el motivo por el que la libido se dirige al objeto, señalando
que el deseo buscaría en la investidura de objeto para encontrar nuevamente la
satisfacción. La libido de objeto es mudada a libido narcisista,
para luego ser depositada en una nueva meta. Así, el yo facilita la
sublimación, imponiéndose a sí mismo como objeto de amor. Lou
critica también fuertemente la diferenciación entre narcisismo primario (constitucional) y secundario (regresivo). Insiste en la incongruencia que implica
reducir el narcisismo a una especie de afirmación de la propia individualidad y esta es la razón por la que decide redactar
finalmente La doble función del
narcisismo” (1921). Existe
amor hacia uno mismo (autoafirmación) y, al mismo tiempo, hacia el objeto, así “como la
planta queda adherida a la tierra a pesar de crecer en dirección opuesta, hacia
la luz”. (Andreas Salomé, 1921, p, 128) Tiempo después, en 1954, Jacques Lacan desarrolla a su manera esta doble
función del narcisismo que observa y describe Lou.
Es
momento de Anna Freud, quien nace el mismo año que el psicoanálisis. Como
Antígona, acompaña a su padre hasta el exilio, y como Cordelia, la hija menor
del rey Lear, le brinda mucho más que su devoción. Su padre también la llamaba
mi “único hijo verdadero”. Su
artículo titulado Relación entre
fantasías de flagelación y sueño diurno, con el que entra a la Sociedad,
es su propio tratamiento y, por lo tanto, habla allí de las fantasías con un
padre, habladas con el padre y, por la transferencia paterna, con su padre de
la infancia… Al mismo tiempo, el trabajo de Freud titulado Pegan a un niño es en parte el análisis de Anna (fundamentalmente
los dos últimos casos presentados).
Anna se
dedica especialmente al trabajo con niños y su conocida técnica es la de
Hellmuth. Pero Anna agrega que el niño tiende más a actuar
que a verbalizar, por lo que hay contener la agresión y mostrar al niño lo
inconsciente. Según Anna, lo que
describe Melanie Klein no se es un ataque verdadero sino de un acting, por lo que
no puede ser interpretado. De no ser aceptada la agresión se refuerzan las
defensas y por consiguiente la resistencia.
Ernest
Jones se une a Anna con fines políticos y escribe una reseña al El Yo y los mecanismos de defensa (1936). En ese texto, Anna agrega -con el aval de su padre-,
algunos mecanismos relacionados con el yo. Observa que existen jóvenes
que intentan “inhibir” placeres y deseos con la
intelectualización (exageradas explicaciones a los hechos más comunes) y el ascetismo, muy presente en los casos
de anorexia donde se obstaculiza esencialmente el acceso a la genitalidad. Todo
se complejiza y se vuelve más original cuando Anna combina los
mecanismos, como la proyección y la formación reactiva en lo que llama la renuncia altruista: no se trata sólo de una
prohibición sexual sino de la renuncia que parte de un fin egoísta, donde lo
que se repite no es la satisfacción sino la frustración por la existencia de un
superyó inapelable frente a un impulso instintivo propio (agresión
fundamentalmente contra la madre, envidia del pene y miedo a la muerte), y
también ante los impulsos despertados con los hermanos… Otro de los mecanismos descriptos
es adoptar los rasgos temidos del objeto que amenaza; Identificación con el agresor. Luego, con Dorothy
Burlingham -también analizada por Freud (y por quien Freud conoce de la apasionada
relación entre ella y su hija)-, desarrollan la idea de instituciones
inspiradas en el psicoanálisis.
Cuando la relación
con su madre llega al límite, Anna encuentra una referente materna para quien Buckingham,
el principado de Grecia y Edimburgo, Monte Carlo… le parecían lugares comunes,
aburridos; la princesa Marie Bonaparte. A ella le debemos gran parte de la supervivencia
de la teoría del psicoanálisis, pero fundamentalmente la vida de Freud y su
familia: “-No es a Freud a quien ayudo sino a la humanidad”.
Su dificultad de
sentir orgasmos la condujo a la investigación médica de la sexualidad femenina,
con varias cirugías en su cuerpo (“inventadas por ella”), y también al
psicoanálisis. Así comienza su extenso estudio sobre la feminidad.
En 1925 Bonaparte
escribe uno de los trabajos psicoanalíticos que más me emocionaron. Se trata de
la Identificación de una hija con su
madre muerta. Nos cuenta, no sin arte, de su análisis con Freud, poniendo
el acento en sus asociaciones sobre su feminidad y retratando a un Freud que
trabajaba de manera mucho más silenciosa del que acostumbramos a leer e interviniendo
especialmente sobre significantes; Blanc,
nombre de la madre de Marie. Es durante ese análisis Freud que se pregunta; qué
desea una mujer.
La muerte (que no tiene
representación inconsciente como señala Freud) es presentada por ella como un
concepto abstracto de contenido positivo, porque, como dice, se presenta como
negación de la negación, brindando, por lo tanto, algún tipo de contenido.
En 1927 escribe El caso de Madame Lefèbre. Se trata del primer peritaje psicológico en un juicio de
una mujer condenada a muerte por asesinar a su nuera. Bonaparte consigue que por primera vez en Francia se
aplique la cadena perpetua para este delito y ya no la pena de muerte. Las
entrevistas a la señora Lefèbre le
permiten pensar que en el complejo de Edipo en la adultez las figuras
parentales son sustituidas por los hijos.
La
sexualidad de la mujer y la feminidad son los temas más importantes por ese
entonces generan una bisagra teórica. Estas discusiones psicoanalíticas son
contemporáneas de los primeros movimientos vieneses feministas; reformistas y
conservadores. Marie Bonaparte confronta El
desarrollo precoz de la sexualidad femenina de 1927 de Jones, quien
considera que masculino y femenino tienen un carácter innato y natural
(bilógico). El texto de Marie se titula Un pequeño acceso de cleptomanía larvada (1929) donde
además despliega la relación encontrada entre la bisexualidad y la frigidez. Señala
que tanto lo pasivo como lo activo se organiza desde la fase sádico-anal
rearmando la genitalidad donde sólo el cariño, el amor sublimado y situado por
encima de la biología sexual, permite la elaboración “final” del complejo de
Edipo y la reconciliación con los padres.
Para ella la mujer es mujer por sus tendencias (psicológicas) para ser
madre, pero al mismo tiempo es hombre por su complejo de virilidad. Observa que por haberse “entregado” al padre
algunas mujeres no podrán jamás hacerlo con otro hombre. Aquí entra a
participar, ocupando para esta autora un lugar fundamental, el hermano varón,
que la colabora en la salida exogámica.
Llama
mujeres reivindicativas a quienes reclaman la ausencia de pene asumiendo
una hiperlibidinación del clítoris, y mujeres aceptatrices, “mejor
adaptadas” a quienes reemplazan el deseo del pene por el de un hijo. Por otro
lado también se encuentran las renunciatrices, quienes por un
sentimiento de inferioridad frente al pene, abandonan toda rivalidad sexual y
pasan a integrar el grupo de las “solteronas
piadosas”. Hace mención a la doble mutación en la niña en la tramitación
del complejo de Edipo y el objeto: pasar de la madre (primer objeto de amor) al
padre, para luego asignarle al clítoris (como zona genital rectora), la
facultad de ser sustituida por la vagina.
En un línea similar Joan Riviere publica Los celos como un mecanismo de defensa (1932)
contra la envidia suscitada por la
escena primaria y describiendo el concepto con el cual Klein (1946-57) piensa
las bases del narcisismo; identificación proyectiva y envidia.
Riviere también habla de la máscara de la
feminidad y los seres falsos que
hacen falsas transferencias. Recordemos que el creador del cuadro nosológico falso self, Winnicott, realiza su
análisis con ella y Lacan adopta la metáfora de la máscara.
En
1933 Helene Deutsch llama la atención sobre diferentes formas que también llama
envidia y desarrolla sus
desplazamientos (entre zonas erógenas) que le permiten describir a la paranoia
y a los estados maníacos depresivos, como fases agresivas proyectadas y vividas
como odio externo. Esto, deriva en la escisión de las figuras parentales, que
denomina buenos y malos, y en la incorporación de los
mismos, con los mismos adjetivos calificativos; objetos buenos y objetos
malos. Resulta extraño al leer esto, que Riviere y Deutsch no sean figuras
reconocidas abiertamente por la escuela inglesa como fundadoras de ese pensamiento.
¿Tendrá esto algo que ver con la “mala” relación que Helene vivió desde el
principio con Klein en la pensión en la que vivían?, ¿será porque compartían
analista?... La censura aún continua.
Luego
de Freud, fue una mujer. La primera psicoanalista ejerce entre 1896 y 1905.
Cinco años después, ya instituido el grupo como Sociedad Psicoanalítica de Viena, ingresa la primera socia. Hacia
1918 las reuniones llegaban a los 31 miembros de los cuales 5 eran mujeres.
Hacia 1937 el grupo estaba conformado por 68 miembros; casi la misma cantidad
de mujeres que de varones.
La
singularidad del primer grupo psicoanalítico fue el contexto para el
descubrimiento tanto de la teoría como la clínica, en un escenario de equidad
que no existía en otras áreas, y en el que la mujer tomó un rol científico
fundamental.
Bibliografía
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- Hug-Hellmuth, H. (1921): Diario de una chica adolescente. Grete Lainer. Trad. Salvador
Biedma. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2018.
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Enfance, 1920.
- Spielrein, S. (1912): Destruction as the cause of coming onto being. Journal of
Analytical Psycology. 39. 155-186. 1994.46. Jahrbuch für psychoanalytische und
psychopathologische Forschungen IV. Bd, 1. Hälfte S. Leipzig und Wien. 1912.
Descriptores:
Asociación Psicoanalítica Internacional,
femineidad, historia del psicoanálisis, mujer.
Resumen
En una carta a Fliess, de 1897, Freud menciona la actividad como psicoanalista
de Emma Eckstein, más conocida por nosotros como Irma; el sueño de la inyección
de Irma. Pero es en
1910 cuando ingresa la primera socia a las reuniones de los miércoles,
Margarethe Hilferding, con su trabajo; la
importancia de la madre en el psiquismo. Luego se sumaron Sabina
Spielrein, quien impactó con el
instinto de destrucción, y, por supuesto, quienes se
dedicaron al análisis de niños y crearon la verdadera primera técnica del juego
y el dibujo; Hermine Hug
von Hellmuth, Eugénie
Sokolnicka y Tatiana Rosenthal.
Son fundamentales también los
conceptos aportados por Lou Andreas Salomé, con La doble función del narcisismo, la princesa Marie Bonaparte y sus primeros
estudios sobre la feminidad que
acompañaron Helene Deustch, Joan Riviere, Anna Freud y varias mujeres con aportes
sumamente originales.
Hacia
1937 el grupo estaba conformado por 68 miembros; casi la misma cantidad de
mujeres que de varones. La singularidad del primer grupo psicoanalítico es el
auténtico contexto para el descubrimiento, en un escenario de equidad que no
existía en otras áreas, y en el que la mujer tomó un rol científico
fundamental.
Aurelia Axter, Clara
Honigsberg, Caroline Bum, Else Freiedland y Emilie Pisko.
Luego escribe y
publica; De los primeros recuerdos
infantiles y Cartas de niños; Amor y odio
precoz y otro artículo llamado Madre-hijo,
padre-hija y El psicoanálisis del niño
y la pedagogía.