TRABAJOS LIBRES
El fetiche. Lo animado e
inanimado en la clínica psicoanalítica
La insistencia de un observable en
mi trabajo guió mi atención hacia el siguiente hecho: ¿soy un objeto animado
para mi paciente?, ¿lo es su hijo o esposa?, ¿su alucinación es más animada que
yo para sus necesidades psíquicas? ¿en qué momento este adolescente puede
empuñar su arma y matar a sus compañeros como si fuesen muñecos? ¿esas imágenes
que me muestra en google en directo, en la que me señala en donde el
francotirador de colorado o Texas disparaba como si los que corrían
desesperados fuesen hormigas, son la evidencia de objetos inanimados y
manipulados a gusto, objetos ajenos a la posibilidad de ser objetos vivos?, ¿y
esos dibujos japoneses que se multiplican a una velocidad superior a lo que
estoy acostumbrado a registrar, además de un idioma y voces no adecuadas a mi
escucha, de qué mundo son?. Sólo algunos
interrogantes que se pueden incluir en esa pregunta: ¿qué es un objeto animado,
o vivo, y que un objeto inanimado en las sesiones analíticas? Señalo que un
objeto inanimado no es un objeto muerto. Lo inanimado puede volverse a animar
según la operatoria que se realice con el fetiche. Puede volverse un objeto
animado, una experiencia psicótica o un homicidio según sea la resolución.
Sabemos tentativamente que ante el fetiche nos encontramos en una situación
fuera de todo consenso. Es decir, sin un símbolo.
La
adolescente de ojos perdidos que vio a Syd Barrett, o (♀ ≠ ♀ +♀…)
I
tell you we must die
The Doors
El día que estuvo en “la
tribu”, una radio alternativa de Almagro, Andrea vio a Syd Barrett. La
quisieron convencer de que el músico inglés, integrante de Pink Floyd, había
muerto hacía tiempo, luego de un período de extravío en que lo sumió una
sobredosis de drogas experimentales. Ella, de todos modos, con sus ojos
perdidos había visto a Barrett. También había quedado luego de un confuso diálogo,
en encontrarse con un mozo de la tribu en una sala de cine. Al ver que el joven
no llegaba, decidió quedarse a las dos funciones que seguían para certificar
que no estaba, o que no era ese...que se parecía o el que la miró. Ante la
prueba irrefutable de la ausencia se pregunto si realmente había quedado en
encontrarse con el joven en ese cine, o si realizó alguna cita inclusive. Llegó
muy tarde a su casa que le pareció extraña al verla en la madrugada. Se puso a
estudiar latín, era una estudiante avanzada de Letras. Se durmió estudiando sin
entender lo que decían las palabras. ¿Se despertó? sin poder hablar castellano
corriente y rodeada de su familia que decidió llevarla a un psiquiatra.
Conservaba el habla en latín. Luego de
unas semanas, concurrió a una entrevista conmigo. Con los ojos perdidos me
comentó que se sentía abrumada por una presencia, que no sabía si la llevaba
adentro o afuera. Le dije que había algo que no la dejaba comunicarse del todo
conmigo e incluso no sabía si yo era o no real. Intento fijar su vista en mí.
Era una chica bonita cuando miraba. Se quejó de hacer gastar dinero a sus
padres en ella que tiraba todo a la basura. Estaba decidiendo no intentar nada
más. Salgo muy herida de todas las cosas. “No sé si sabes lo que me pasó en el
cine”. “Si, vos me lo comentaste”. “No lo recordaba. No recuerdo. Siempre tengo
la idea de que cerré mal la puerta, que la deje abierta. En el cine no sabía
que pensar. No podía creer que nadie estuviera ahí, creo que me volví un poco
loca., yo soy virgen, parezco de catorce, pero tengo veinticinco., me fui
escuchando a Barrett, ¿te gusta Barrett? Yo vi a Barrett”.
Bion sostiene que el analista que
trabaja con pacientes psicóticos tiene que operar en un campo que no tiene
limitaciones finitas, es decir trabaja fuera del discurso, del número, la
abstracción o un objeto vivo. El símbolo importa la vitalidad del objeto vivo y
real. El paciente intenta mantener alejada la conciencia de los objetos reales
externos que lo vinculan con la realidad interna. Decide quedarse con los ojos
perdidos mirando a Barrett, un objeto alucinado y protector que reemplaza al
desenlace edípico, que generaría una ausencia de la situación esperada. Se va
atacando desde la necesidad de rechazar el significado de la realidad que se
evidencia. Comienza tratando de encontrar el hecho que afirme que allí debía
concurrir alguien a verla. Luego viene la transformación negativa de la fachada
de su casa, hasta la desarticulación del lenguaje.
Andrea evita la mirada. Más que eso,
la visión, el olfato. El mundo sensorial se le va pulverizando hasta...nada-
diría Bion. No es lo mismo nada que no cosa, nada que el negativo, ¿aquello que
no está es nada o la ausencia de algo? Me dirijo a vincular al fetiche con la
psicosis. La nada que tapa el fetiche es el paso intermedio entre el objeto
animado y el inanimado. Entre el símbolo y la alucinación. Una característica central del fetiche es que
es un objeto inanimado. Inanimado, o bien porque fue despojado de la emoción o
porque su funcionamiento se dirige a que la noción realista no se aproxime a su
realización. No es una incógnita, es una cosa, un hecho no digerido, no
transformado. Es algo que tapa nada, no la ausencia. También puede ser cargado
alucinatoriamente. Todo depende de la operación del sujeto. Cada cosa depende
de una percepción y una interpretación. Andrea vio a Syd Barrett, eso debía ser
para ella un fetiche alucinado importante para estar ahí. No pudo recordar que
estaba muerto, lo que sabía de sobra. No pudo oír uno de sus discos o llevar
una remera con su rostro. No pudo hacer una división de Pink Floyd antes o
después de Barrett. No pudo reunirse con unos amigos a compartir información
sobre el fetiche. Ella vio a Barrett. A tal punto el fetiche la aliaba al
mundo. Barrett era su hilo de cordura. Conversamos mucho sobre él.
Las princesas del grupo de Andrea iban de remera, eso era muy importante para ellas. Sus diálogos las mantenían unidas en unos mitos sobre Barrett, Vicious, Cobain, Morrison y otros muertos jóvenes. Fuera de esos diálogos que se desplegaban como discurso en la sesión no se sabía bien qué había. Un poco de Paul Celan, Trakl, y el cine de Tarkovski. El diálogo era una parte de ese objeto fijo e inanimado. “No queremos ser princesas, sólo mantener nuestra remera limpia”, cantaba de a momentos en un inglés idéntico al de David Grohl, cantante de Foo Fighters, ex Nirvana. El fetiche tiene una potencia vital: no es transformado, pero tiene una lógica. Todo fetiche tiene una lógica y brinda un mundo no disponible para la función alfa, aunque puede contenerla. La preconcepción está saturada de un significado fijo e inmutable. Es un objeto sensorial sin preconcepción. Sin embargo, como señala Bion, ésta fijeza crece en la inversión de la función alfa. Excrece podríamos decir, es una excrecencia. Como señalan M. Martinez y D, Sor, “para Bion es esencial despertar en los psicoanalistas la idea de que en la sesión “hay dos seres vivos””. Y citan: “Hombre: No sabemos lo que entraña la transformación de lo animado en inanimado, o sí sabemos, o creemos saber, algo de lo que supone el cambio de lo animado en inanimado. El proceso de unión puede ser asesinato y suicidio.” (3)
Las princesas del grupo de Andrea iban de remera, eso era muy importante para ellas. Sus diálogos las mantenían unidas en unos mitos sobre Barrett, Vicious, Cobain, Morrison y otros muertos jóvenes. Fuera de esos diálogos que se desplegaban como discurso en la sesión no se sabía bien qué había. Un poco de Paul Celan, Trakl, y el cine de Tarkovski. El diálogo era una parte de ese objeto fijo e inanimado. “No queremos ser princesas, sólo mantener nuestra remera limpia”, cantaba de a momentos en un inglés idéntico al de David Grohl, cantante de Foo Fighters, ex Nirvana. El fetiche tiene una potencia vital: no es transformado, pero tiene una lógica. Todo fetiche tiene una lógica y brinda un mundo no disponible para la función alfa, aunque puede contenerla. La preconcepción está saturada de un significado fijo e inmutable. Es un objeto sensorial sin preconcepción. Sin embargo, como señala Bion, ésta fijeza crece en la inversión de la función alfa. Excrece podríamos decir, es una excrecencia. Como señalan M. Martinez y D, Sor, “para Bion es esencial despertar en los psicoanalistas la idea de que en la sesión “hay dos seres vivos””. Y citan: “Hombre: No sabemos lo que entraña la transformación de lo animado en inanimado, o sí sabemos, o creemos saber, algo de lo que supone el cambio de lo animado en inanimado. El proceso de unión puede ser asesinato y suicidio.” (3)
Tres
tipos de fetichismos
La
clave de esta clasificación de raíz clínica es entender hacia qué lado se
direcciona la movilidad del fetiche, hacia un objeto vivo o hacia un objeto
muerto (♀≠♀+♀…).
El
fetiche puede ser:
A) una imagen, un objeto animado.
Hecho/hechizo. Un protopensamiento. Un dato sensorial. Un elemento beta sin
“valencia” pero con una orientación animista tendiente a la desintegración.
B) Una matriz de pensamiento, un objeto
de transición, un paso hacia el símbolo. Un elemento beta que espera la función
alfa para transformarse en una representación.
C) Un objeto desintegrado y reunido
nuevamente en una formación diferente a la del sueño alfa, lo que Bion denomina
pantalla beta. Una aglomeración plagada de acción. Una formación similar a la
de un sueño, pero en un hecho real externo que tiene vida. Un monstruo, una
alucinación, una venganza homicida.
D) Un objeto muerto animado y reunido en
una formación grupal: un líder paranoico, una idea elitista mesiánica, un ideal
ajeno al principio de realidad.
E)
Partes del yo aglomeradas que se perciben en la presentación bizarra del
paciente. Una neoidentidad que no genera la resonancia de una identidad.
La
formula
(♀≠♀+♀…)
Hablando
del continente ♀, en el capítulo XXVII de “Aprendiendo de la experiencia”
(punto 17), Bion sostiene: (♀≠♀+♀…), y aclara, “donde los signos + representan
variables que pueden ser reemplazadas por signos que representan emociones y
los signos. representan una constante que representa duda”. (pág. 149) (1)
Recorramos
un poco la fórmula. Por un lado, los paréntesis y los puntos parecerían indicar
que se está considerando esta operación (la del pasaje del objeto animado al
objeto inanimado). Los puntos suspensivos señalan que la operación de volver un
continente animado es infinita. Lo que quiere decir que un objeto animado puede
volverse un objeto sin vida nuevamente. La variabilidad depende del objeto
mental construido y su estado en un momento particular.
En segundo término, indica: ♀ es distinto
de ♀+♀. Esto podría interpretarse así: el continente separado de la emoción
(recordemos que propuso que el signo + representaba una emoción) está despojado
de vida. Podría, según lo venimos expresando, el fetiche, ese ♀ aislado,
inanimado. Podría ser también un - ♀, o un continente muerto que resta vida en
el caso C, D y E de las transformaciones negativas del fetiche que marcamos en
el apartado anterior. La desintegración del fetiche en cada operación -♀ -♀ va
generando un objeto más extraño y alejado de lo que sucedería en un vínculo
♀+♀. Podríamos graficarlo así:
Un
objeto cada vez más desvitalizado y más cargado agresivamente del cual lo que
resta es liberarse a través de una sensorialidad radicalizada. Una unión que
organiza, a través de la pantalla beta, una nueva ideografía, una acción
extrañamente justificada, una configuración caracterológica que conserva una
incoherencia inherente, una rigidez a punto de explotar o rajarse. Un
exoesqueleto tan rígido como débil, que muestra que detrás de esa organización
aparente el objeto extraño puede hacerse presente. En una acción, una reacción
grupal, una idea delirante. En forma de más muertes, más pearcings, o líderes
más extraños, o ideas más alejadas de la consensualidad.
En principio el fetiche es un objeto
exterior desconectado de un vínculo y manipulable como un objeto físico,
material. El continente que ofrece (que no deja de serlo) es diferente, como
señalábamos, de ♀+♀. ♀+♀ prosigue (…), tiene sucesivos. Lo sucesivo de un
objeto vivo. En cambio ♀ necesita ser
cambiado por otro ♀, no dura ni pasa: queda transformado o fijo. Fijado en el
cuerpo, el líder. Cuesta vida y va despojando de vitalidad al nuevo ♀ que se
presenta. Lo sucesivo de un objeto animado, que se va transformando, modifica
al continente haciéndolo variante, inconsciente y desconocido para sí mismo. Es
un conjunto creciente.
En el objeto inanimado el ♀ sin unión
resulta del factor omnipotente de la personalidad que no tolera el vínculo o la
unión con un objeto (2). Puede dar la apariencia de animado formateado en una
ultrasensorialidad incesante y renovada. Lo contrario a la sucesión en el
sentido, que, en esta, lo que es reemplazado implica un duelo. La pérdida no
está presente en ♀. La pantalla beta se forma de estos continentes inanimados
no unidos que no permiten soñar y generan perturbaciones en el yo, sus
funciones y la deformación de la sensorialidad. Esas operaciones de ♀ van
siendo evacuadas y formando la pantalla beta. En un momento, frente a un suceso apto (2), generan un ideograma.
La clave del ideograma es que el significado del objeto no es accesible de
inmediato. Reconocer los fragmentos que lo conforman implica un alto grado de
abstracción y articulación simbólica por parte del analista. Provienen de un mundo (4) alejado de la lógica consensual. Es
diferente del pictograma. Este tiene una cercanía mayor al símbolo, ya que el
elemento presentado se acerca en su figuración a un significado consensual,
directo. Un dibujo de una casa indica claramente su sentido. El ideograma, como
las construcciones en relación a los tuneos
en las armas de fuego que veremos en el punto siguiente o los códigos de
comunicación en la joven rocker que relatamos al principio son construcciones
fetichistas e ideográficas que implican por parte del interlocutor un
conocimiento del mundo del cual provienen.
Contagio
peligroso
Fui llamado por el padre de un adolescente
de 17 años. Su hijo había llevado un arma de fuego tuneada, descargada. Parecía
un juguete, pero era un arma real según supo entender un responsable del
colegio. Resultó que un comité de padres había detectado lo mismo, con lo cual
el pánico se hizo presente. No solo eso, el joven había amenazado con una
masacre y aseguró que varios con él estaban dispuestos a ello. En la reunión de
padres surgió la evidencia de que había en el grupo social al que pertenecían,
un conocimiento bastante bueno sobre calidad, calibres de las armas, además de
otros detalles. Ringo, mi paciente asignado, aseguró que sus compañeros tenían
sus propios modelos de armas tuneados. Se halló además un grupo de WhatsApp
llamado “La masacre de Texas 3”. Nadie negó el hecho, ni los padres ni los jóvenes.
Además, Ringo, mostró una página en la que había un arsenal de diseños en
muestra. Armas inofensivas, un juego habitual. Lo importante no eran las armas
sino el tuneo, aseguraban. En la página se observaba, que el valor era el tuneo
y no el significado de lo que soportaba el tuneo. Se descubrió sin mucha
insistencia que había un consenso sobre el tuneo (de armas) …lo que importaba
era el tuneo.
En
la entrevista con el vocero del grupo, Ringo, pensé que tenía a un grupo de
paciente. Pude indagar que el mundo del joven se orientaba en relación con el
tuneo que, sí, podía generar que se dispare un arma de fuego. Había consignados
episodios. Hubo peleas por los tuneos, e inclusive, seducciones amorosas. Con
Google maps Ringo recorría en la sesión lugares de los atentados de los últimos
meses en Estados Unidos. De allí me llevaba en el mapa a su barrio privado y
las afueras del mismo. Sus fantasías y juegos con el grupo “la masacre de Texas
3” creo que no tengo que describirlas. Había dos mundos. Con dificultad traté
de entender juegos violentos japoneses que me proponía, lleno de tuneadas, y de
un lenguaje incomprensible para mí. Yo que intentaba ♀+♀, ser un objeto animado,
estaba cada vez más rodeado de objetos extraños ♀. ♀ que se multiplicaban entre
los miembros del grupo de WhatsApp. Reían, en videollamadas intermitentes en la
sesión. Deje abierto el teléfono del joven porque parecía allí emular lo único
que se parecía a un objeto vivo. Pasaron muchas cosas que relataré en otra
comunicación. Fui al colegio, invitado por los que parecían ser mis pacientes
junto a Ringo. Estuve en una serie de reuniones con los padres. Estaba tratando
a un grupo y sus fetiches y relación con objetos inanimados. Solo temía la
aparición del monstruo, el momento en que aquellos objetos inanimados se unan y
tomen vida en alguna acción: .
Bibliografía
- Bion “Aprendiendo de la experiencia”. Paidós. 1985
- Bion “Volviendo a pensar” Horme.1985
- Redonda, “El tiempo y el espacio en la psicosis”. Argo. (Universidad de Sapienza). 2017
- Sor-Martinez “Brechas del sueño” Polemos. 2004
Descriptores: Fetiche. Objeto
inanimado. Relación analítica. Grupos
Resumen
En este trabajo se estudia el concepto de
fetichismo desde un nuevo punto de vista: la relación en el vínculo analítico
con los objetos inanimados. Se presentan dos casos clínicos para pensar esta
idea. Se estudian además los diferentes niveles de lo inanimado y sus
consecuencias psicopatológicas y sociales.
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