TRABAJOS LIBRES
Sobre (la) amante y la frustración
Héctor
Clein
En
el seminario 4, titulado “La relación de objeto”, Lacan va a señalar que lo
sustancial de la experiencia analítica en el plano de la relación de objeto es
la relación con la falta de objeto.
Va a
distinguir 3 tipos de falta de objeto: frustración, privación y castración. La
privación y castración están en el centro del ordenamiento edípico, que se
organiza alrededor de la figura rectora del padre. El padre edípico inaugura la
dimensión deseante anulando la primitiva supremacía de la madre omnipotente. El
nombre del padre que se articula alrededor de la castración es lo que nombra al
sujeto en su deseo según la experiencia de sentido del inconsciente.
Por
el contrario, la frustración se enmarca en la geografía materna, y organiza la
experiencia preedípica donde no entra el padre.
Como
entiende Lacan la frustración…La ubica en la entrada del niño (el viviente), en
lo simbólico. Por emitir un llamado vocalizado se encuentra con la respuesta
materna que oscila entre ausencia y presencia. Ese par es ya en tanto juega una
oposición, lo simbólico que captura al niño. Es un momento más lógico que
cronológico que rápidamente se complica. La madre no es un reloj, es un “ser”
dirá Lacan. Y como tal viene según su arbitrio. La madre deja de ser un
relojito y deviene en tanto “ser” arbitraria y como tal omnipotente. Recordemos
que el padre no interviene aún. Se hace presente cuando quiere. Ante esta situación
la presencia de la madre deviene signo de amor. Si me quiere responde, si no,
no responde. Se constituye la tríada que
estructura la frustración; 1-madre omnipotente, 2-demanda de amor, 3-
impotencia, dependencia de parte del niño. Esta situación simbólica, recuérdese
que esta soportada por la oposición presencia-ausencia, es entonces
profundamente decepcionante. Por lo siguiente, como en el amor el objeto que
está en juego es el don, en la ausencia hay demanda, pero en la presencia el
niño lo rechaza, porque en tanto lo que está en juego es el don y no algo concreto,
“no es eso”. Ante este panorama, Lacan al nivel de este seminario que estamos explicando,
sugiere que el niño encuentra una solución que lo saca de la impotencia y
decepción en que queda ubicado por su relación con la omnipotencia materna en
el campo de la demanda de amor que funciona sin la regulación paterna. La
solución, dice Lacan está en el pasaje a la actividad, a satisfacer la
necesidad sorteando la dialéctica dependiente que impone el amor. Ir directo a
la satisfacción. Aunque como es una búsqueda que sustituye el paso previo decepcionante
tiene algo de simbólico, no es puro nivel de la necesidad.
Pareciera
que abre en principio cierta operación posible con la nada de satisfacción en
juego en la decepción. Deseo ahora directamente citar a Lacan, como piensa este
pasaje a la actividad que lo saca al sujeto de la dependencia que lo sume en la
impotencia y decepción.
…luego
de asociar el par presencia ausencia con el fort-da se refiere a la dolorosa
dialéctica del objeto en el plano de la frustración y dice: “El niño aplasta
con la satisfacción la insatisfacción fundamental de esta relación. Despista
con la incautación oral. Ahoga lo que resulta de la relación fundamentalmente simbólica”
… “Lo que adquiere valor simbólico es la actividad, el modo de aprehensión, que
deja al niño en posesión del objeto” … “Como ha entrado en la dialéctica de la
sustitución de la exigencia de amor por la satisfacción, es en verdad una
actividad erotizada. Es libido en sentido propio, y libido sexual”.
Y
luego se refiere a la anorexia, ubicándola entonces en este registro preedipico
de la dialéctica de la frustración: “Ya les dije que la anorexia mental no es no comer…es comer nada…el niño come nada.
Nada es algo que existe en el plano simbólico.” Continúa Lacan… “…el niño
come nada, algo muy distinto que la negación de una actividad.” Y adentrándose
directamente en la relación con la madre omnipotente termina diciendo. “con
esta nada consigue que ella dependa de él.” Y más adelante… “Así es ella quien
depende por su deseo, ella quien está a su merced, …de su capricho, a merced de
su omnipotencia, la de él.”
Vale
la pena recordar otros modos en que interviene en distintos momentos de su obra
la demanda de amor, para darnos cuenta de que es un punto esencial de su obra y
que tal vez, es mi idea, no es que una sustituya a la otra, sino que cada una
de ellas evoca distintas situaciones clínicas. Por ejemplo, a nivel de la
dialéctica de la castración la demanda de amor pivotea entre la necesidad y el
deseo. A nivel del grafo del deseo, leemos que la pulsión deviene cuando calla
la demanda. Y no olvidamos la frase bastante conocida de cómo el amor hace
condescender el goce al deseo.
Volviendo
a nuestro tema, la frustración entendemos que en ella ya se pone en juego una
operación en que la nada se positiviza, se hace posible de tener y en ese punto
anticipa desarrollos posteriores alrededor de la pulsión (que siempre Freud
asocio a lo activo), en que se articula agujero y pulsión.
A mi
criterio esta orientación al tener bajo la forma del aprehender, que puede
jugarse en los inicios en el nivel preedipico da cierta estabilidad al sujeto,
y permite ir atenuando el estado de inermidad que acompaña a la dependencia
absoluta del otro del amor.
Una ilustración clínica, la amante.
Una
mujer de mediana edad, viuda prematuramente y con hijos adolescentes, mantenía una
relación amorosa con un hombre casado. Con las particularidades propias de la
singularidad del caso, se manifestaban características que hacen a cierta
tipología. Una insatisfacción amorosa sujeta a promesas incumplidas, dependencia
total (como la referimos en la frustración) del partenaire casado que define
los límites de lo que recibe en términos de amor (o ausencia de amor), tiempo y
compromiso. Y la condena a la posición de segunda.
Había
intentado poner un corte a la relación hacía un tiempo y el resultado había
sido una caída en un estado depresivo que en su momento la llevó a
consultar. De chica había tenido un
accidente andando en bicicleta por lo que estuvo un tiempo prolongado postrada
al cuidado de la madre que según manifestaba, satisfacía sus requerimientos de cuidado,
pero era insensible a sus necesidades afectivas. Mientras que el padre estaba por razones de trabajo
bastante tiempo alejado de la casa y ella suponía tenía una amante a sabiendas
de la madre. Luego de un tiempo volvieron a encontrarse, ella se recompuso
parcialmente, pero por los visos humillantes que tenía la relación tanto la
analista como sus familiares cercanos la incitaban a volver a dar por terminada
la relación. Es en estas circunstancias cambia de analista, la que fue
percibiendo que el vínculo si bien era frustrante dejaba un resto poco definido
que era importante no desestimar. Deja
entonces por lo menos transitoriamente de sentirse empujada a abandonar a su
amante.
Tiempo
después se la percibe más estabilizada emocionalmente, no es el tema de la
decepción amorosa (o de ausencia de amor) el único. Habla de sus hijos, del
trabajo y si bien el vínculo con su amante permanece casi sin modificaciones no
es lo único importante de su vida.
En
una sesión cuenta que no puede dejar de fumar, que fuma mucho y que el cuerpo
le está diciendo basta. Siente que le está faltando el aire. También las
hemorroides. La sangre en las heces le hace decir que se está haciendo
malasangre. No puede dejar de fumar, no puede dejar a su partenaire. La
analista le dice que puede dejar de lado el dejar, que puede, por ejemplo,
fumar menos.
Se
encontró con su amante. Como de costumbre el fija día y hora. De 1 a 3 y media.
Sintió estando con él que se perdía. No
aclara más este sentimiento, pero no le gusta, lo registra como padecer. En
sesiones siguientes cuenta detalles de conversaciones con el amante. Le pide
opinión a la analista. No puede deslindar si hay algo de amor que se está
poniendo en juego.
Queda
claro que van surgiendo indicios en lo que relata la analista de este caso que
se va saliendo de una oscilación todo o nada. Activo, pasivo. El cuerpo dice
basta, pone límites. El aire falta. Estando con él, se pierde. No puede
deslindar si hay indicios de amor. El orden de actividad ya no está solo en él,
siendo ella victima pasiva. El sujeto aparece a nivel de sus dichos sobre lo
que le falta o pierde. Aparece la pregunta si hay algo del amor en juego. Este
análisis llama a la espera. Se verá si él amor, como se dice, hace condescender
el goce (de ella, el goce mortífero) al deseo. Porque es a nivel del deseo que
se capta, se aprehende el objeto de la satisfacción posible.
Bibliografía
- Clein, H: El amor, entre la pasión y el deseo. Simposio Apdeba . El Amor, 2017.
- Lacan, J El seminario, Libro 4 Las relaciones de objeto, cap.IV y XI. Paidos, Buenos Aires (1956)
Resumen
Siguiendo
las ideas de Lacan sobre la frustración que señala en el seminario 4,
intentamos dar cuenta de una posibilidad de desarrollo analítico dentro del
marco preedipico, dentro de la
geografía materna.
Sucintamente Lacan plantea que a ese nivel preedipico se
impone la relación frustrante con una madre omnipotente y arbitraria. El
desarrollo analítico se posibilita por un pasaje del campo del amor que es
decepcionante al campo de la acción. Luego de recordar que Lacan ubica la
anorexia en este nivel preedipico ilustramos estas ideas con un material
clínico cuyo eje es la insatisfacción de una amante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario